El maestro de obras Manuel Posada Noriega fue uno de los más activos constructores, y había acumulado una gran experiencia después de trabajar durante varias décadas en los mejores edificios de la zona. Además de Las Raucas para el Conde de Ribadedeva, contrató la Plaza y el Ayuntamiento, el cementerio de El Peral, donado por el mismo mecenas, la Casona de Villanueva y seguramente la casa de Los Leones, además de otras muchas por toda la comarca.
En este caso, sobre los años veinte decide levantar su propia casa,y en ella plasma una selección de sus preferencias, concentrando elementos con los que se había familiarizado en su larga trayectoria. En esta casa, compuesta de partes yuxtapuestas y con poca conexión argumental, encontramos de nuevo un cuerpo prismático terminado en terraza, como en la casa de los leones, adosada a un cuerpo principal de casa pintoresca, subdividido a su vez en tres volúmenes muy diferenciados. Lo que mas destaca es el mirador volado sobre la entrada y -en la fachada lateral- unos amplios miradores, todo ello en carpintería.